Queremos que todo tenga un sentido. Que haya una consecuencia a nuestros actos. Mi vida importa, lo que haga con ella trascenderá de alguna forma. Queremos que mañana llegue.
Queremos pensar que mientras queramos, podremos cambiar el mundo, y que nunca llegará el momento de sentarse a ver pasar la vida. Sentarse e imaginar, ver, observar al resto. Ver el mundo que, ante nosotros, nos deja ver cómo es.
Queremos un nuevo amanecer cada día, y una noche estrellada antes de dormir. Pero lo cierto es que no dormimos bien. Lo cierto es que nos despertamos sin mirar al cielo.
Así que, qué importa. No hay futuro.
Al final te das cuenta. Ya es mañana.
One day, one room.
martes, 13 de mayo de 2008
sábado, 5 de abril de 2008
Putas y revueltas
La señorita Tarántula, con paso decidido, invadió el camino. Ya se había acabado. ¡A la mierda esos gilipollas! Si no sabían entenderla, era su problema. Por su parte, ahora sólo quedaba dejarles claro quién podría lamerle qué parte de su cuerpo.
Desfiló de nuevo por la alfombra roja. Los flashes, locos por ella, se olvidaban del resto de invitados. Cuánto lo había echado de menos. "¡Chicos, chicos! Ni que nunca hubiérais visto auténtico glamour... - dijo sonriendo y mirando a la chica, rubia y con un vestido plateado, que se había quedado a su lado, con la boca abierta. Al pasar por allí, le golpeó con su boa de plumas negra, y siguió caminando, revolcándose en la luz, en las miradas, disfrutando por fin de volver a su espectáculo.
La anticipación hizo aún más sublime su entrada, cuando todo el mundo miraba hacia la puerta. "¡Ha llegado el premio de esta noche!" dijo abriendo los brazos. El resto de invitados no se atrevían a hablar, sólo la miraban, de hito en hito.
Un foco la iluminó. Empezó a cantar, acercándose a los señores de bien, escupiendo a los zapatitos con lazos de las niñas bobas. Besó a un hombre, acarició el pelo de un niño al que su madre, corriendo, apartó. Nadie se atrevía aún a moverse, con su voz vibrante en el aire.
Llegó al escenario, y subió poco a poco, con los últimos compases de la canción.
"Señoras. Señores. Soy el lado de ustedes que intentan ocultar. Les doy miedo, ¿verdad pequeño? - dijo sonriéndole al niño. Pero no tienes qué temer, tranquilo. Estoy aquí para guiarte. Puedo hacer de ti todo un caballero...
Pero, lamentablemente, antes debo dejarles claro al resto algo. Ya no soy quien era. Pueden olvidarse de aquellas corbatas. De aquellos maletines, y de tanto mentir. Por primera vez, estoy delante de ustedes. Cómo no, seguramente acabarán echándome de sus vidas.
Ojalá pudieran hacer lo mismo con sus mentes. Pero ya estoy ahí. Soy todos sus secretos".
Se sentó al borde del escenario, y con voz profunda y dulce, les dijo: "Soy la única verdad que veréis en vuestra vida".
Entonces volvió a levantarse, con los tacones clavándose en el suelo. Algunos, después de aquello, recuerdan que su cuerpo empezó a ascender, y creen que les vigila desde aquel momento, intentando obligarles a sentirse a gusto consigo mismos. Otros vieron como los de seguridad sacaron sus porras y la sacaron de allí a golpes, y si la hicieron volar, fue a patadas.
Nadie sabrá nunca que ella, allí, ya era inmortal, bajo la luz de los focos de la farándula con la que se atrevió a vivir.
"I'm just a Sweet Transvestite, from Transexual Transilvania"
Desfiló de nuevo por la alfombra roja. Los flashes, locos por ella, se olvidaban del resto de invitados. Cuánto lo había echado de menos. "¡Chicos, chicos! Ni que nunca hubiérais visto auténtico glamour... - dijo sonriendo y mirando a la chica, rubia y con un vestido plateado, que se había quedado a su lado, con la boca abierta. Al pasar por allí, le golpeó con su boa de plumas negra, y siguió caminando, revolcándose en la luz, en las miradas, disfrutando por fin de volver a su espectáculo.
La anticipación hizo aún más sublime su entrada, cuando todo el mundo miraba hacia la puerta. "¡Ha llegado el premio de esta noche!" dijo abriendo los brazos. El resto de invitados no se atrevían a hablar, sólo la miraban, de hito en hito.
Un foco la iluminó. Empezó a cantar, acercándose a los señores de bien, escupiendo a los zapatitos con lazos de las niñas bobas. Besó a un hombre, acarició el pelo de un niño al que su madre, corriendo, apartó. Nadie se atrevía aún a moverse, con su voz vibrante en el aire.
Llegó al escenario, y subió poco a poco, con los últimos compases de la canción.
"Señoras. Señores. Soy el lado de ustedes que intentan ocultar. Les doy miedo, ¿verdad pequeño? - dijo sonriéndole al niño. Pero no tienes qué temer, tranquilo. Estoy aquí para guiarte. Puedo hacer de ti todo un caballero...
Pero, lamentablemente, antes debo dejarles claro al resto algo. Ya no soy quien era. Pueden olvidarse de aquellas corbatas. De aquellos maletines, y de tanto mentir. Por primera vez, estoy delante de ustedes. Cómo no, seguramente acabarán echándome de sus vidas.
Ojalá pudieran hacer lo mismo con sus mentes. Pero ya estoy ahí. Soy todos sus secretos".
Se sentó al borde del escenario, y con voz profunda y dulce, les dijo: "Soy la única verdad que veréis en vuestra vida".
Entonces volvió a levantarse, con los tacones clavándose en el suelo. Algunos, después de aquello, recuerdan que su cuerpo empezó a ascender, y creen que les vigila desde aquel momento, intentando obligarles a sentirse a gusto consigo mismos. Otros vieron como los de seguridad sacaron sus porras y la sacaron de allí a golpes, y si la hicieron volar, fue a patadas.
Nadie sabrá nunca que ella, allí, ya era inmortal, bajo la luz de los focos de la farándula con la que se atrevió a vivir.
"I'm just a Sweet Transvestite, from Transexual Transilvania"
viernes, 4 de abril de 2008
El humo de las aceras
Esta desilusión no hace de niebla, ni cae pesarosa. Late y vive, y va y viene. Siente, pero no se arrepiente, decidida acecha y, a la noche, salta por su presa. Mientras, en un baúl, arrepentido, el lado oscuro de la justicia y el decoro, tiembla de puro miedo, y hasta de sí mismo rehúye, y a sí mismo traiciona.
Pasarán las semanas, los días, pasarán las horas y se irán sin verlos todos los segundos que aún no sabes que despreciaste. El resto, que no es vida, ni merece la pena.
Pero ya es de noche, otra vez, ya vendrá el alba a callarme la boca. Terco me sé niebla, me sé viento y siento que vuelo. Mi voz acecha. Mientras, algo tiembla, allá, abajo.
"Y sal ahí a defender el pan y la alegría. Y sal ahí, para que sepan... que esta boca es mía"
Pasarán las semanas, los días, pasarán las horas y se irán sin verlos todos los segundos que aún no sabes que despreciaste. El resto, que no es vida, ni merece la pena.
Pero ya es de noche, otra vez, ya vendrá el alba a callarme la boca. Terco me sé niebla, me sé viento y siento que vuelo. Mi voz acecha. Mientras, algo tiembla, allá, abajo.
"Y sal ahí a defender el pan y la alegría. Y sal ahí, para que sepan... que esta boca es mía"
lunes, 31 de marzo de 2008
Mis manos son de mentira
Artificial es lo que escriben, y polvo lo que quedará de ellas. Quedará también una marca en un mueble, una mancha en el suelo, un libro en blanco y la música en el aire que palpita.
Así que, ¿quién podría decirlo? Lo artifical y lo natural lo mismo dejan, lo mismo son. En el teatro ya no quedan telones que echar, la luz del día se cuela por un foco. Hipócritas los actores se desnudan una noche más, sintiendo lo mismo de siempre, recitando sin pensar. ¿Artificial? ¿Natural? Quién lo diría, lo mismo da.
Sabe que es dulce, pero sabe que es pecado. Al final sólo queda la mentira.
Entonces intenta que parezca que lo que sintió puede hacerlo sentir a los demás. Jamás lo conseguirá.
Al piano la voz de la luna le dice la verdad. "Sigue tocando para ellos, sin pensar en volver atrás. Sigue creyendo que detrás del telón no hay nada, o lo está todo. Hazlo a tu modo, convénceles. Esa será siempre tu vida y la suya. Ellos te mirarán. Tú sonreirás.
Por eso vivís, porque no sabéis mentir mejor".
"Lo haga bien o lo haga mal, prometo hacerlo de verdad".
Así que, ¿quién podría decirlo? Lo artifical y lo natural lo mismo dejan, lo mismo son. En el teatro ya no quedan telones que echar, la luz del día se cuela por un foco. Hipócritas los actores se desnudan una noche más, sintiendo lo mismo de siempre, recitando sin pensar. ¿Artificial? ¿Natural? Quién lo diría, lo mismo da.
Sabe que es dulce, pero sabe que es pecado. Al final sólo queda la mentira.
Entonces intenta que parezca que lo que sintió puede hacerlo sentir a los demás. Jamás lo conseguirá.
Al piano la voz de la luna le dice la verdad. "Sigue tocando para ellos, sin pensar en volver atrás. Sigue creyendo que detrás del telón no hay nada, o lo está todo. Hazlo a tu modo, convénceles. Esa será siempre tu vida y la suya. Ellos te mirarán. Tú sonreirás.
Por eso vivís, porque no sabéis mentir mejor".
"Lo haga bien o lo haga mal, prometo hacerlo de verdad".
martes, 25 de marzo de 2008
Hijo de la Fortuna
En el camino de sucesivos y súbitos hostiazos, nunca sabes cuándo te encontrarás de cara con la fortuna. No la fortuna de la gloria, la fama y el poder. La Fortuna. El destino. Porque de todas esas caídas habrá una en particular que marcará el resto. Y como puedes te levantas sabiéndote una persona nueva. Pensando que después de todo, esto está tan mal que no parece estar mal del todo. El legado del destino es la resignación. Podéis mandarme a la silla eléctrica, yo no pienso ser sólo un hijo más de la Fortuna.
"Me dividieron en trozos. Mi madre se quedó uno. Otro se lo di a mi hombre. El último se lo di a la estrella del rock que se llevó lo mejor, y salió corriendo".
"Me dividieron en trozos. Mi madre se quedó uno. Otro se lo di a mi hombre. El último se lo di a la estrella del rock que se llevó lo mejor, y salió corriendo".
domingo, 2 de marzo de 2008
Los ángeles no tenemos memoria
Así termina Barbarella. Psicodélico pase de modelitos de Jane Fonda. Grandísima película, que te hace plantearte por qué ya no se pueden hacer parodias de semejante calibre.
Es curioso que, justo las obras con un tono más cáustico y mordaz, vamos, todo aquello que pretende reírse de lo que ve, sea lo que más representativo y trinfante resulte. Podría ser el Quijote, The Rocky Horror Picture Show, o L'elisir d'amore. También, claro, Barbarella. El registro da igual, la idea es la misma, reírse de su propio ombligo.
A veces, esa es la única manera de tomarse la vida en serio, y mandar a cagar a los cuatro niñatos (por mucho pelo que gasten) que se dedican a criticar por criticar, que diría Alaska.
Al final será verdad, y los ángeles no tendrán memoria. Serán seres inconscientes, aislados de la podredumbre de este mundo. Al final será verdad que son puros. Y que no tendrán nada que ver con el hombre.
"Durante la caída, no dejo de oír voces en mi cabeza. Pero, por primera vez, son sólo las mías".
Es curioso que, justo las obras con un tono más cáustico y mordaz, vamos, todo aquello que pretende reírse de lo que ve, sea lo que más representativo y trinfante resulte. Podría ser el Quijote, The Rocky Horror Picture Show, o L'elisir d'amore. También, claro, Barbarella. El registro da igual, la idea es la misma, reírse de su propio ombligo.
A veces, esa es la única manera de tomarse la vida en serio, y mandar a cagar a los cuatro niñatos (por mucho pelo que gasten) que se dedican a criticar por criticar, que diría Alaska.
Al final será verdad, y los ángeles no tendrán memoria. Serán seres inconscientes, aislados de la podredumbre de este mundo. Al final será verdad que son puros. Y que no tendrán nada que ver con el hombre.
"Durante la caída, no dejo de oír voces en mi cabeza. Pero, por primera vez, son sólo las mías".
Aprieta el gatillo
Un segundo separa el placer de la obsesión. Un segundo más corto de lo habitual, más espontáneo. Porque no deja pasar el tiempo, el tiempo quiere pasar por él.
Un momento en el que dejas de pensar, y sólo sabes dónde está lo que quieres. Y será tuyo.
Un instante en el que, en tu cabeza, un gatillo se suelta.
Como un guante de seda forjado en hierro...
Un momento en el que dejas de pensar, y sólo sabes dónde está lo que quieres. Y será tuyo.
Un instante en el que, en tu cabeza, un gatillo se suelta.
Como un guante de seda forjado en hierro...
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