miércoles, 23 de febrero de 2011

Sólo viento

Una hoja fue a caer sobre el hombro de Adolf. Y él no le dio importancia y la quitó de un manotazo de allí.
Años más tarde, inconscientemente, se llevó despacio la mano al hombro, queriendo escapar de aquel búnquer, sintiendo el peso del destino: el suave roce de una hoja de otoño.



Y me adentré en una ardiente oscuridad,
y al avanzar había tanta gente que no pude ver nada más.