domingo, 27 de septiembre de 2009

El veredicto que todos conocían

Ojalá pudieras entender que nadie nos mantendrá unidos ni un minuto más, y tus ojos sin brillo, y tu mirada vestida de viaje, y su equipaje a la deriva, y no volvernos a ver jamás. Podemos dormir juntos, otra vez, soñar que somos héroes en un barco de cristal, huir fingiendo que nos importa si el otro quedó atrás.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Para ti un precipicio, para mí un principio

Te vi en la azotea, yo en la calle; tú tan blanca, y yo en blanco, mirándote.
Y te recorrí lentamente, memorizándote, y ahora cada noche te admiro. Entonces me descubro como un idiota, que cree que puede llegar a ti, en lo alto.



"If it be your will..."

sábado, 12 de septiembre de 2009

Mi propia ejecución pública

La parte oscura de desear no es la insistencia, ni el perdón; es encontrarte ante un muro que nadie ha puesto ahí, y que tú no querías ver. Lo malo de intentar atrapar el aire entre las manos no es cuando se escapa, si no cuando te das cuenta que no lo tendrás, jamás. Lo difícil no es minar el ansia, sino mantenerla el tiempo suficiente.
Y si sirve de algo el atrevimiento te lanzarás a por ello, y el choque y las risas, y empequeñecer por momentos.
Pero cuando vengan a decirme lo que no pude hacer, mostraré mis cicatrices, y todos los golpes me sostendrán en pie.


"Lo malo del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos".

miércoles, 8 de julio de 2009

Las pupilas enlatadas

Vendrán los muy altos y muy maduros a recordarme quién soy. Aprovecharé cada silencio para despreciarles mientras me humillan, y todo quedará en paz, y recogeremos nuestras cosas dándonos la espalda, vigilando por encima del hombro; odiándonos.

Se irán entonces los muy altos y muy maduros, los inseguros hijos de la soledad, del engaño.


"Hay quien dice que fui yo el primero en olvidar cuando en un si bemol de Jacques Brel conocí a mademoiselle Amsterdam"

martes, 7 de julio de 2009

Las ramas rotas que crujían de noche

Observaba a su alrededor y se maravillaba. Era joven y entusiasta, y algo empezaba a florecer en ella, dándole las ganas y la fuerza para echar a correr y perderse en el bosque, con cada luna nueva.

Se perdía, así, de su padre por un rato, revolviéndose en la oscuridad, notando más allá de su vestido la hierba húmeda, el camino de pequeños insectos de vivos colores. El bosque era su mundo, mudo y oscuro.

Llegó entonces la noche. La luna, de nuevo, había huído del cielo.
Ella se levantó de un salto de su cama, y con paso decidido se encaminó a su bosque para buscar, una vez más, a esa luna rebelde.
No compartiría su mundo, su frío imperio. No otra vez.



¡Una voz, una voz para hablar!

domingo, 7 de junio de 2009

El sinsentido de la desinrazón

Lleno páginas y páginas con lo más absurdo que se me ocurre. Lo llamo escribir, y parece más de lo que es. Palabras sobre un cuaderno, que no pretenden nada.
Lleno páginas con lo más sórdido y lo llamo existir, pero no es nada.


Sally, take my hand

sábado, 6 de junio de 2009

Tú, a medias

Ahí estás, ahí apareces,
sin avisar.
No sé donde esconderme
de ti.
Así que no me escondo
y te llamo.
Te veo venir, caminas
como siempre.
Y eres un recuerdo,
uno fuerte.
De violencia y otros tiempos
peores.
De desilusiones e hijos
perdidos.
Sigues alta y hermosa
y mortal.
En lo oscuro renaces
desnuda.
Evocas momentos que para mí quisiera
olvidar.
Y por poco no puedo pasar
la página. Y olvidar.


"Jennifer lost the war today..."

jueves, 4 de junio de 2009

A la desesperada

Para despedirme me olvido de las rutinas de mano, de velos y tapices color adiós. Me oculto tras un abanico de excusas pobres, de las que tú ya has oído hablar, y me lanzo tras tu caída de ojos y el dulce olor de un mundo vacío.
Cuando acierto a mirar al frente ya recogiste tu maleta, ya se llevó el viento el ruido de la puerta, y desde el balcón te veo huir de mi manera de decir adiós.



"Cada día yo te llevo, cada día yo me despido. Y tú, tú me dices: Hoy ven a por mí"

miércoles, 3 de junio de 2009

Uno, dos, tres... silencio

Cuando te miro, y no me refiero a mirarte, sino a Mirarte, escojo las palabras cuidadosamente y te describo despacio, saboreando la pereza que me das.
He decidido no volverte a ver; es una de las ventajas de saber olvidar, de poder ser cruel, de imitarte.


"Por favor, por favor, no me lo digas, como yo no te lo digo a ti".

martes, 2 de junio de 2009

La caída solo es estrepitosa al final

Has llegado al final del camino. Allí donde nadie te espera. Y cuando ya estás al borde miras atrás.
Y te arrepientes. Amas, lloras. Te dislocas el tiempo perdido, con tus horas por aburrir. Pese a todo ves estalactitas de nubes, incendias tus naves de dudas, y con todo ello haces un humilde paquete de sinceridad.
Pero cuando te dejas llevar, más allá del borde, la recuerdas con su olor a despreocupación, su melena de rabia, su manera de delinquir contra ti.
Por eso, cuando caes ya no eres tú. Estás más allá del camino, y tus recuerdos.



"No luches con monstruos para así no convertirte en uno de ellos, si contemplas el abismo, el abismo te devuelve la mirada".

domingo, 31 de mayo de 2009

En la ciudad de donde vengo hay respuestas

¿Sabe quién soy yo?

Yo soy la última fila, el que otorga. Soy esa persona que cree que el mundo se solucionaría con la palabra, pero prefiere el silencio.
Las voces se alzan con un objetivo, por un motivo. Gritar tu nombre no te hará ser más tú, sea quien sea ese.
No es cuestión de quién tiene razón. Dadme el tiempo y os daré conciencias. Se trata del sentido de esas voces en alto.
El mundo cambia sin nuestro permiso. Sigámosle el rumbo. Que sea por una vez él mismo quien hable.
Por eso, yo no soy nadie, ni me siento capaz de decirle a alguien que está equivocado.

Pero que ninguno de ustedes me pida silencio después de una pregunta.



"La vida humilla a todo el mundo y muchos son fuertes en el punto de ruptura, pero a los que no se doblegan los mata, y mata a los muy buenos y muy gentiles y a los muy valientes con imparcialidad".

martes, 12 de mayo de 2009

La culpa de viajar

No vengas conmigo. No me sigas. No trates de encontrarme, no te ates a tu esperanza en mí.

Me voy lejos, no me esperes despierta, no esperes por mí.

Este es el castigo por irme, la culpa de viajar.

Los aeropuertos están llenos de tu ausencia, con sus voces como cadenas, su te vas a arrepentir. Yo les quito importancia y me lanzo a viajar, a conocer mundo sin pensar en ti.

Pero ya estoy lejos, tú vuelves a mí. Casi como por casualidad me saludas, con otra cara, otra voz, otro cuerpo que disfruta haciéndome sufrir.

¿Serás tú ella? En este sitio que nada tiene que ver con aquél donde te conocí.

Me miras. Pero callas. Ya no quiero volverte a ver, ya no quiero viajar más, pero qué puedo hacer, viajaré. Y tú estarás observando allí.

Aquella carta que no me atreví a escribir empezaba con un lo siento. Pero escogí pasar frío, preferí ser sin ti.

Por eso te escribo ahora. No viajes, no me busques. No te atrevas, no te lances, no me quieras, no te acuerdes de mí. Y aunque te lo pida desde el otro lado del mundo que nos separa, no me esperes dormida, pero no sueñes sin mí.


"I can never go home anymore"

jueves, 23 de abril de 2009

Esa moneda aún no ha caído

Mientras el mundo cambia a mi alrededor yo me muestro impaciente por acabar. Decido dar un paso, otro, y allá lo veo todo de nuevo.
Mientras el tiempo pasa yo me doy cuenta de lo inexplicable que es que nadie me vea aquí de pie. Casi deseo ser un estorbo, que alguien me toque aunque sea para apartarme.
Mientras todo sigue igual yo me encojo, estiro la mano para tocar a alguien, rozarlo con mis dedos.
De entre el ruido, alguien deja caer una moneda sobre mi mano.



La pelota que arrojé
cuando jugaba en el parque
aún no ha tocado el suelo.

martes, 7 de abril de 2009

¿Dónde quedó Atrás?

El escritor es un ingenuo que se cree capaz de imponer al resto su visión del mundo, hasta que un día tiene el valor suficiente para releer su obra y desprecia al idiota que escribió algo tan corrupto pero tan admirable. Ya no volverá a escribir con esa pasión y ese arrojo.
El escritor se traiciona a cada palabra. Es el marido infiel de la belleza.


¿Existe algo más vacío que el cajón donde solías guardar el opio?

domingo, 22 de marzo de 2009

Imbéciles con armas

Y va el imbécil y dispara, como si eso fuera a hacerme daño.


Creo que he hecho saltar el botón de la bragueta.

Revolución era aquello que le llamaban...

Era el líder de una revolución mundial, y poco antes del Golpe de Estado final me di cuenta. Seguía en mi habitación.


"La hora ha llegado, pero no el hombre"

sábado, 21 de marzo de 2009

Microrrelato I

Para cuando se dio cuenta de que yo no era su marido ya quería el divorcio. Fue una luna de miel nefasta.


"Me hice soldado para ganar fama, y me dispararon por seis peniques al día".

viernes, 20 de marzo de 2009

Farsa de Abecedario

A veces vuelvo a tener un deseo incómodo de poseerte. Entonces me doy cuenta de que estás hecha de aire, de que ya no te puedo tocar.
"¿Bailas?" me preguntas pese a todo, y pretendes con unos pasos hacerme olvidar. No es mal intento, aún sabes cómo insinuar.
Cuando te pierdo me amilano, y me echo de más, y me echo a la bebida como muerto de sed de ti que soy. Qué solo se está en este oasis de prestado.
"¿Dónde terminaré?" me pregunto mientras vago entre las dunas de mi existencia, que es tan triste y sangrienta que no es mía, y me aparto, y a la que me voy, ya no he estado allí jamás.
Era un sueño de otro, no mío, en el que había, incluso, un final esperándome. Menos mal, le perdí de vista.
Formulas tu última pregunta, y yo hago como que no la he oído, mientras me voy por las ramas de una conversación que me acerca a ti. Porque, en el fondo, "¿quién soy?" es una pregunta que podrás contestar.
Grande, me hice. Ni edad, ni trabajo, ni planes, ni sueños que no cumplí, ni divorcios inesperados. Ya que ni las peleas, ni el tiempo, ni las dudas ni el aburrimiento me hicieron grande, ¿por qué no tú?
Has de ver más allá, donde me llevaste. Es un desierto que no reconozco, donde hace frío de noche, y las nubes tienen forma de garras que se desvanecen en un cielo color malva. Es una selva de sombras sin fin.
Incumplo mi promesa y te llamo por teléfono, esperando que no contestes. A lo mejor te sientes mal y llamas tú, a lo mejor ya no me quieres oír.
Juraría que esa no eres tú, mientras que esa sí es tu voz. ¿Qué pasó? ¿Te la robaron? Ten, toma, esta es la mía, ya no quiero la voz, si no es para llamarte, y que me cuelgues la vista, y huyas al verme.
"K.O." me dice un hombre que pasa por allí, pegado a un rifle. Quiere dispararme, pero el rifle pesa demasiado y sólo acierta al suelo, haciendo levantar pequeños restos de mármol y roca.
Lo veo en tu mirada brillante como si no lo hubiera visto nunca antes. Me lanzo a ti. Me olvido de los demás.
Mientras el resto que no son ni tú ni yo hacen de sus vidas algo por lo que merece la pena levantarse un día más, y se arreglan el pelo, se maquillan, se transforman.
No me importa en realidad lo que haya más allá del cristal. Sólo sé que ya es de día y por primera vez en años no caigo ni tengo frío.
Olvido tu nombre cuando cierras y te vas, y dedico el resto del día a vestirme y montar el pequeño rompecabezas que has dejado bajo la cama antes de marcharte.
Puede que algún día lo quieras recuperar. Hasta entonces, yo no te esperaré.
"¿Quién eres?", me sobresalta de nuevo. "Soy un caballo de carreras, un vendedor ambulante, una anciana que cocina castañas al fuego, soy las chispas, el mechero sin gas". Si a ti ya no te gusta mirarme, me giro, me revuelvo, me espanto la piel y recojo del suelo el tiempo con el que abrigarme mientras deseo que me vuelvas a mirar.
Ruedas por mi mente, creyéndote dueña de lo que ves. ¿Qué ves? Te ves a ti, una y otra vez. Vete. Vete, déjame.
Solo. Quiero quedarme solo. Y perder todo el tiempo que me quede delante de una chimenea que caliente este cuerpo sin piel, estos ojos sin brillo. Sin compañía. Sin saber si he de sentirme solo, o sólo he de sentirme sin mí.
Te envidio, porque me tienes. Yo ya me perdí, hace mucho. Nunca piensas en ello, en mí, pero tres días antes de que lo hagas, si algún día volvieras a mí, yo estaría en tu puerta, lleno de lluvia, esperando.
Un día en mi vida, la caída que busca su final en el cielo. Pero mientras ese va quedando cada vez más lejos, hay otro que se acerca.
Va del uno al infinito, ida y vuelta sin parar. Cuenta. Cuenta si te atreves. Cuánto te puede quedar.
"Well-done", me dice ahora el norteamericano, con su rifle por los suelos, sudando. "Puedes irte". Entonces levanta la vista del suelo agujereado. Ya no estoy para oírle gemir, tan solo.
X. V. I. M. Letras. Números que no hacen sino intentar nombrarte, abarcarte. Tú te agitas y los echas de tu vida, y te abrazas a otros que no se parecen a mí, y te resurge el brillo, pero es un brillo de vulgaridad. Es el brillo de haber llegado a ser normal.
Yo nunca te perdí, porque ya no eres tú. Ni tu voz. ¿Qué pasó? Estás equivocada. "El amor no es una marcha triunfal". No es una victoria. No eres tú.
Zahorí de tus secretos, sé que volverás. Porque hay veces que yo soy sólo yo. A veces, sólo yo. A veces te deseé, mientras tenías voz y cuerpo. Pero ni yo puedo amar un recuerdo.


"Yo regalo mundos vacíos, para que los rellenes con lo que tú quieras, aunque no me incluyas en ello".

domingo, 22 de febrero de 2009

Esclavos y temblores

Frecuéntame con tu manía persecutoria, átame y déjame después. Pero no cuchichees para ti con cada cosa que harías en mi cuerpo, no las guardes, son mías también. No puedo evitarlo, me he enamorado de ti, acosador, úntame tu rabia.


Nada sabe igual, nada sabe igual que tú.

sábado, 21 de febrero de 2009

Calla y escucha

¡He aquí un tumulto irreverente que exige audiencia!

Porque ya no quiero esperanzas, ni esperas. Ni me gustaría encontrarme al cruzar la calle con dudas sobre lo que hicimos. No quiero barrancos ni quiero asaltarte, olvídate de que te arrastre a formar parte de mi vida. Me gustaría, en cambio, que entendieras que ya no tengo por qué hacer esto. Lo hago y lo haré, pero sin motivación. Seguro que algún día sin darme cuenta dejaré de hacerlo, y pensarás entonces que te he robado algo. No te quito nada al irme, no me das nada al quedarme. Pero aparto el montón de papeles sobre mi mesa, los restos de otras cosas menos importantes porque no hablan de ti, y me dedico de lleno a mantener viva una esperanza que ya no arde, ni se consume, ya no está. Ni siquiera espero que estas palabras hagan de fuelle, ni que estés al otro lado para escuchar, como siempre te limitas a escuchar el eco de tu propia voz.

Pero si aún así me escuchas, y mis palabras vuelcan la hoguera, si quieres un salto al vacío y darme alguna limosna de lo que te sobra al mirarte en el espejo, si aún tienes más oídos que para ti y al menos una vez me ves dejarlo todo, arráncate de ti mi pensamiento, y devuélvemelo.



Mis huéspedes concurren, concurren como sueños, con sus rencores nuevos, su falta de candor. Yo les pongo una escoba tras la puerta, porque quiero estar solo con mi rostro de vos, pero el rostro de vos mira a otra parte. Con sus ojos de amor que ya no aman, como víveres que buscan a su hambre, miran y miran y apagan mi jornada. Las paredes se van, queda la noche. Las nostalgias se van, no queda nada. Ya mi rostro de vos cierra los ojos, y es una soledad tan desolada.

viernes, 30 de enero de 2009

Pasos

La hojarasca resuena bajo mis pasos, antes de ser pasos. Son pesados, son pasivos, impávidos pasos míos. Pero es un crujir pausado, de ritmo marcado, de marcha triunfal, de marcha fúnebre. Pues cuando mis pasos apenas resuenen, habré vencido, habré derrotado, habráse visto, la muerte a mis pies, y humillado.

Enredo mis pasos, los que serán mi camino, en vueltas y redobles, en zancadas y mandobles de viento decidido, de viento qué he perdido, pero viendo que he ganado, ¡ah! sonrío y es todo solo un crujido.

Hasta entonces aquí espero, sentado. A que vengan a buscarme mis pasos, que no son pasos, son (mi) camino.


"Basta por esta noche cierro
la puerta me pongo
el saco guardo
los papelitos donde
no hago sino hablar de vos
mentir sobre tu paradero
cuerpo que me has de temblar".

Tiempo

Qué del número infinito, perdió en tu voz el tiempo, en las fauces del olvido, trémulo, vacío tiempo.
A la vez son las barcas echándose al sol, volviendo a la mar, calmas, serenas.
Incluso un niño de arena, débil, vuelto del revés de su timidez innata. Allá se ve su madre, su virilidad: postergada.
Viene el inconcluso que se quiso creer joven ya de puro viejo, martilleando con su discurso consabido, premeditado. No queda sino que archivar sus dudas, y dejarle medio cajón vacío donde lamentarlas.

Pero pasa. El tiempo pasa, la vida, el humo, las ciudades, los hombres. Pasa.
Se alza un brazo, con forma de nube, que decide exigir, transigir, volverse loco. Tratar de entender cómo no pudo hacer al tiempo su soborno. Pero ya no es nube, perdió su forma. Y pasa...


"Y era su voz, su voz, su forma de mirar, y era su voz, su voz, su forma de tocar..."

martes, 27 de enero de 2009

Tú y tu nombre

Tienes nombre de final, y cuerpo de perdida.
No tocar, podría ser verdad.
Te dejan pasar, y pasas sin mentir, pero también sin mirar.
Mal tiempo, en general, para no tener nada más que un nombre con el que poner punto final.

Así sea.


"Llorar improvisando; de memoria.
Llorar todo el insomnio... y todo el día".