Has llegado al final del camino. Allí donde nadie te espera. Y cuando ya estás al borde miras atrás.
Y te arrepientes. Amas, lloras. Te dislocas el tiempo perdido, con tus horas por aburrir. Pese a todo ves estalactitas de nubes, incendias tus naves de dudas, y con todo ello haces un humilde paquete de sinceridad.
Pero cuando te dejas llevar, más allá del borde, la recuerdas con su olor a despreocupación, su melena de rabia, su manera de delinquir contra ti.
Por eso, cuando caes ya no eres tú. Estás más allá del camino, y tus recuerdos.
"No luches con monstruos para así no convertirte en uno de ellos, si contemplas el abismo, el abismo te devuelve la mirada".
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