Vendrán los muy altos y muy maduros a recordarme quién soy. Aprovecharé cada silencio para despreciarles mientras me humillan, y todo quedará en paz, y recogeremos nuestras cosas dándonos la espalda, vigilando por encima del hombro; odiándonos.
Se irán entonces los muy altos y muy maduros, los inseguros hijos de la soledad, del engaño.
"Hay quien dice que fui yo el primero en olvidar cuando en un si bemol de Jacques Brel conocí a mademoiselle Amsterdam"
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