lunes, 31 de marzo de 2008

Mis manos son de mentira

Artificial es lo que escriben, y polvo lo que quedará de ellas. Quedará también una marca en un mueble, una mancha en el suelo, un libro en blanco y la música en el aire que palpita.
Así que, ¿quién podría decirlo? Lo artifical y lo natural lo mismo dejan, lo mismo son. En el teatro ya no quedan telones que echar, la luz del día se cuela por un foco. Hipócritas los actores se desnudan una noche más, sintiendo lo mismo de siempre, recitando sin pensar. ¿Artificial? ¿Natural? Quién lo diría, lo mismo da.

Sabe que es dulce, pero sabe que es pecado. Al final sólo queda la mentira.
Entonces intenta que parezca que lo que sintió puede hacerlo sentir a los demás. Jamás lo conseguirá.

Al piano la voz de la luna le dice la verdad. "Sigue tocando para ellos, sin pensar en volver atrás. Sigue creyendo que detrás del telón no hay nada, o lo está todo. Hazlo a tu modo, convénceles. Esa será siempre tu vida y la suya. Ellos te mirarán. Tú sonreirás.
Por eso vivís, porque no sabéis mentir mejor".


"Lo haga bien o lo haga mal, prometo hacerlo de verdad".

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